Quiero compartir este Cuaderno de Recuerdos con vosotros

Sería bonito, tener vuestros recuerdos, y me sentiría muy honrada.

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en esta seccion.

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Alicia Valverde

domingo, 16 de febrero de 2014

Cuando las lágrimas se olvidan






Suspiró profundamente y recogió los cubiertos junto con un par de platos descoloridos de la vetusta mesa que había en el comedor, intentando mantener la compostura, la dignidad.

Ya en la diminuta cocina, apoyó sus manos en la encimera de mármol blanco; compungida, no pudo reprimir unas pesadas y dolorosas lágrimas que se deslizaron por sus mejillas en un silencio sepulcral. Aun así, abrió el grifo para ocultar su tristeza, su vergüenza... y de pronto, se dio cuenta de que por aquel desagüe no solo se perdía el agua, también sus ilusiones y sus sueños.

Sabía perfectamente lo que venía a continuación, la cena no era el problema, si le gustaba o no era irrelevante, para él era una buena excusa cuando volvía a casa borracho buscando algún motivo para descargar su ira, su odio.


Secándose las lágrimas con sus temblorosas manos, miró por el cristal humedecido de la pequeña ventana y meditabunda observó que el cielo estaba nublado, algo rojizo en el ocaso de un día en el que el Sol desfallecido se ocultaba ya por el horizonte... entró de nuevo en el comedor, donde aguardaba ya su castigo y donde no había redención posible.


                               Autor : 

Marc Gordon

 Mi twitter.: @MarcGordonR 

Autor de relatos y de la novela
EL SILENCIO DE UN RECUERDO



España

viernes, 14 de febrero de 2014

Despierto y roto












No he pegado ojo en toda la noche.

Tanto dolor acumulado tenía que aflorar en algún momento y de algún modo, y he llorado sin consuelo hasta el amanecer.
Conté entre sollozos uno a uno todos los segundos de esta interminable madrugada hasta que por fin mi frío despertador ha hecho acto de presencia.

Hacia años, más de una década, que nada ni nadie me hacía cruzar el umbral entre ese nudo que se instala en la boca del estomago y el llanto incontenible. Exactamente trece primaveras desde la última vez que mis ojos derramaron aquel transparente, salado y ya casi desconocido fluido.


Y esta madrugada he llorado, he vuelto a llorar, he llorado mucho, lo he llorado todo.



Por unos instantes y cuando el sueño parecía vencer al dolor, he creído que la serenidad volvería a este lado de la cama que siempre guardo vacío. Solo han sido unos asaltos y el combate ha acabado dando como vencedor al segundo sobre el primero.


 El despertador sigue sonando, estridente, molesto, hasta indignado por mi falta de atención. Tras su penúltimo bip acierto a detener su  chivato reclamo y asumo finalmente mi derrota por k.o. Un simple estirar de brazo ha sido suficiente para silenciarlo, sin titubeos, de forma directa, es lo que tiene simular que despiertas cuando ya estás despierto.


Despierto y roto.
Ahora de forma parpadeante y desde el más profundo de los silencios veo la cruda realidad. 

Esa realidad de la que probablemente he permanecido ausente más de lo que yo mismo puedo recordar.



 Esa realidad henchida de zozobra que me devuelve al mundo mundano, a la realidad real.
Esa realidad de la que me marché y de la que nunca debí haberme ausentado.


 Lunes veintitrés de abril de dos mil doce, siete en punto de la mañana.



                                                                          Autor:
                                              Jose Antonio Diaz Ortega 


Estas letras son  un breve extracto de lo que espero que pronto sea un bonito relato, palabras escritas desde el alma que llegan al corazón para quedarse. Gracias por participar en este Cuaderno de Recuerdos.     Alicia




miércoles, 5 de febrero de 2014

Aire con aroma de felicidad






Y del aire surgió un sonido,
dulce y cálido como pocos
lo era capaz de llenar.

Y ese sonido, me transporta
a los momentos de mayor felicidad,
me hace ver la vida
con una claridad que no tiene igual.

Y mientras ese aire, reparte tanta felicidad
yo, me paro en mitad de ese cruce
de sonidos a escuchar y descansar.

Porque sé, que en esos momentos
ese sonido, ese lugar que he de contemplar
no es otro que el de tú risa al estallar.

Y si yo rozo, la felicidad al escuchar
como tu risa me es capaz de hablar,
es por saber que tú en esos momentos
esa felicidad la has sentido ya.




Estudiante de la vida, viajero, optimista incorregible y enemigo de la monotonía!!
Se exigente contigo mismo y espera poco de los demás.




domingo, 2 de febrero de 2014

Un cigarrillo, un café y una horrible melancolía


Me encuentro hoy acá dándole vida de nuevo a mis vicios 
Entreteniendo mis dedos y mi boca 
Para no recordar tu cuerpo, ni tus labios. 


Buscando la amargura de la cafeína 

Para no sentir la amargura de tu recuerdo.
Consumiendo el humo de un Marlboro 
Para no recordar el olor de aquél perfume.

Volviendo a todos mis vicios 

Para no recordar que mí más grande vicio desapareció junto con una nube de humo que nunca Ingresó a mis pulmones y jamás se quedó en mis venas.



Autor: 
Un Personaje

"Un Personaje"
             
Mis noches de poesía están llenas de ti y un poco de vino también. Si te fijas bien, mis tuis tienen tu nombre.
Bello, Antioquia.