La vida no ha dejado de sorprenderme desde que tengo uso de razón.
He tenido momentos muy amargos que se acompañaron de momentos dulces que siempre borraron los amargos.
Encontré rayos de sol en días de tormenta y aprendí a expresarme con palabras de poeta. Los que me quieren me denominan así hace mucho tiempo, yo como soy pájaro con cicatrices en el alma, me cuesta reconocerme, todavía no me veo en el espejo.
Pero la vida no deja de sorprenderme y sigo escribiendo y volando todos los días.
No deja de sorprenderme y gracias a ello he conocido a gente maravillosa y más poeta que yo.
Personas que traspasan la pantalla y escriben tan bonito que duele.
Personas que “radian” en horas con sabor a luna, una belleza sin nombre, de un grupo de artistas dormidos en una suite.
Personas que dejaron huella desde todas las partes de mis sueños.
Personas que siento sin verlas.
Amigos de un blog común que me llena de alegrías y jamás deja de sorprenderme.
Mi amiga Alicia dice que la vida le sorprende y se deja.
Es normal, la vida es emocionalmente sorprendente. Siempre hay que dejarse llevar.
Jamás dejará de sorprenderme, no dejaré de escribir, de soñar.
No dejaré de volar.