Debe existir un punto imaginario entre el amor y la
distancia,
los te quiero y el deseo.
En esa estación del tiempo debe estar la poesía,
plena de
colores, de sol que nos calienta el alma
de lluvia que nos purifica,
o de
llovizna que sorprende los rostros
o de claroscuros que sirven para encuentros
furtivos y besos robados.
En ese punto de la vida quiero encontrarte,
con el abrazo
que nos debemos,
ese que quedó aletargado en aquella estación fría de invierno,
o de ese beso largo, suave que atrapa nuestros labios sin querer separarse,
o
la mirada suspendida en un tiempo que por segundos pareció eterno,
en ese adiós
sin despedidas.
Mi mente se llena de vivos recuerdos,
mi corazón sabe que
estás en él y así,
pensándote cada día,
cada noche
me acerco a ti, para darte
un beso,
acariciar tu rostro sin que apenas lo notes
y tomar por un instante
tus largas manos entre las mías.
Esta vez perdona lo tarde,
es que solo puedo
llegar a estas horas y para que nadie me sorprenda te llego entre sueños,
con
el beso que te llevaste,
el deseo que me dejaste,
para luego al alba volver a
mi silencio.
Autora: Carolina.
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