No he pegado ojo en toda la noche.
Tanto dolor acumulado tenía que aflorar en algún momento y de algún modo, y he llorado sin consuelo hasta el amanecer.
Hacia años, más de una década, que nada ni nadie me hacía cruzar el umbral entre ese nudo que se instala en la boca del estomago y el llanto incontenible. Exactamente trece primaveras desde la última vez que mis ojos derramaron aquel transparente, salado y ya casi desconocido fluido.
Y esta madrugada he llorado, he vuelto a llorar, he llorado mucho, lo he llorado todo.
Por unos instantes y cuando el sueño parecía vencer al
dolor, he creído que la serenidad volvería a este lado de la cama que siempre
guardo vacío. Solo han sido unos asaltos y el combate ha acabado dando como
vencedor al segundo sobre el primero.
Despierto y roto.
Ahora de forma parpadeante y desde el más profundo de los
silencios veo la cruda realidad. Esa realidad de la que probablemente he permanecido ausente más de lo que yo mismo puedo recordar.
Autor:
Jose Antonio Diaz Ortega
Estas letras son un breve extracto de lo que espero que pronto sea un bonito relato, palabras escritas desde el alma que llegan al corazón para quedarse. Gracias por participar en este Cuaderno de Recuerdos. Alicia
Solo puedo tener palabras de agradecimiento.
ResponderEliminarSon un verdadero regalo esas palabras, viniendo como vienen de quien vienen.